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EDUCAR ES INSPIRAR UN ESPÍRITU LIBRE.

¿Que espera el alumno adulto de su educador?

El alumno es un espíritu, mente y ente abierto a todo tipo de influencias y motivaciones y más si es de su maestro. Los disvalores no van con una persona que por ser formador-educador, es primero ejemplo, guía y estímulo.

El alumno para su superación y desarrollo mental, físico y social, y para el desarrollo de una actitud positiva, anuente y participativa del proceso de cambio de conducta (aprendizaje), necesita por parte del tutor a una persona que le estimule y establezca un vínculo de confianza, porque generalmente proyectan sobre la figura del profesor a una persona capaz, ejemplo de superación y motivación, porque se idealizan sus esfuerzos, habilidades y deseos.

En pocas palabras una hábil dialogador y guía en quien puedan confiar sus inquietudes, problemas, ideas, sentimientos y quien les acoja, oriente y sobretodo apoye integralmente, ya que la superación personal y fe en sí mismos, es básica para continuar con los requisitos de una carrera universitaria. Por eso la interacción profesor-alumno constituye un estímulo muy importante el cual debe aprovecharse al máximo en los encuentros que se promueven en el aprendizaje a distancia.

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