Chantaje emocional para conseguir golosinas

Hay que aprender a controlar esa situación, a saber muy bien cuándo y cómo hay que dar una chuchería al niño, una dosificación que tendrá que ir acompañada, además de dulces, de actitudes cariñosas. Son "refuerzos sociales" con los que el niño se acabará conformando tras haber realizado bien un trabajo y que a la larga deberán sustituir a la chuchería como recurso de "adiestramiento".
Jiménez asegura que cuando el chantaje emocional domina la situación y persiste es mejor abandonar; aunque cree que hablando con los hijos, haciéndoles ver que si trabajan en lo que queremos tendrán su recompensa, el éxito está casi garantizado.
Este profesor explica además que es un buen método para sustituir al castigo, "pues si bien con éste no se logra enseñar nada, con un premio, está demostrado que sí". Partiendo de la base de que todos los niños consumen golosinas, lo que hay que hacer es utilizarlas para alcanzar fines didácticos.
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